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Columna de Opinión

¿Respeto a la Constitución?... no, gracias

  • Martes 7 de julio de 2020
  • 11:55 hrs

Alejandro Cárcamo Righetti, abogado y profesor Derecho Administrativo Universidad Autónoma sede Talca, se refiere al ordenamiento jurídico en tiempos de pandemia.

Permanentemente nuestras autoridades públicas se jactan de que en Chile tenemos un Estado Democrático y Constitucional de Derecho en el cual las instituciones funcionan, incluso comparándonos, con un dejo de soberbia, con otros países de la región.

No obstante fuera de la palabrería, lo cierto es que observo con preocupación cómo durante los últimos cuatro meses, en plena emergencia sanitaria y estado de excepción constitucional de catástrofe, diversas autoridades peligrosamente han ignorado nuestra Constitución Política de la República y, en general, nuestro ordenamiento jurídico.  

Parlamentarios presentando proyectos de ley que versan sobre materias que son de iniciativa exclusiva del Presidente de la República; alcaldes decretando medidas como cuarentenas comunales, restricción de horario de funcionamiento de establecimientos comerciales o impidiendo el acceso a sus comunas, sin atribución reconocida por el ordenamiento jurídico al efecto; jueces que sobrepasando la normativa constitucional y legal resuelven conflictos bajo su particular criterio de justicia y equidad. 

El denominador común en todas las irregulares situaciones antes señaladas, es la satisfacción de una supuesta necesidad pública o social trascendente, más allá del aparataje normativo, sin miramiento en orden a que dicha regulación no es una camisa de fuerza sino las reglas de convivencia pacífica que nos hemos otorgado. 

El ordenamiento jurídico en su conjunto, con su diversidad de fuentes, existen para ello... existen, aunque suene obvio, para ser respetados, y la forma de modificarlo es a través de los cauces previstos que permiten la deliberación democrática y no por medio de simples decisiones de autoridad.   

El peligro del escenario que enfrentamos es doble. Por un lado, si nuestras autoridades políticas, administrativas, parlamentarias y judiciales no respetan el orden jurídico establecido, difícilmente podremos exigirle aquello a la ciudadanía. Por el otro, no podemos olvidar que la antesala de todo régimen autocrático y/o demagógico, ha sido desde el punto de vista histórico, precisamente el incumplimiento e inobservancia de las reglas que nos rigen en un momento determinado.   

Alejandro Cárcamo Righetti 

Abogado 

Profesor Derecho Administrativo Universidad Autónoma sede Talca.